Estación de Investigaciones Marinas Mochima: más de 40 años preservando la biodiversidad en la «Tierra de muchas aguas»

Garantizar la concientización sobre las potencialidades de estudios científicos de la Bahía de Mochima a través del tiempo es uno de los acervos más gratificantes de esta edificación, ubicada en el estado Sucre.

Con más de 40 años en funcionamiento, la Estación de Investigaciones Marinas Mochima de la Fundación Instituto de Estudios Avanzados (IDEA) genera todo un interés en la experticia científica de calidad que ha permitido avances importantes en el desarrollo de la acuicultura de peces y de la biología marina que hace vida en la hermosa Bahía de Mochima, en el estado Sucre.

Recorrer los pasillos de sus instalaciones es establecer una comunión con la historia, el mar, la ciencia y el ser humano en todo su conjunto, a fin de concientizar a la población sobre la importancia de respetar el equilibrio del ecosistema marino endémico de la zona. En consecuencia, estos elementos se conjugan en una travesía para la preservación de la biodiversidad marina del Parque Nacional Mochima.

Se trata de una zona de gran belleza paisajística que nos remonta a los primeros pobladores de las costas de Venezuela, con el legado de los pueblos originarios del Caribe, que en su vocablo bautizó a estos parajes como «Tierra de muchas aguas» (Mochima), esas que aglutinan un punto de inflexión para el estudio de la Crisis Climática, tan necesario en la conservación de nuestra biodiversidad.

Un verdadero laboratorio al aire libre para conocer el comportamiento de los distintos ecosistemas que convergen más allá de las orillas de los manglares, pastos marinos, corales y profundidades, además del impacto de la actividad antropogénica en la zona.

Dicha edificación, creada inicialmente bajo la Fundación para la Ciencia «José Gregorio Hernández» (Fundaciencia), hoy adscrita a la Fundación IDEA, fue construida entre los años 1983 y 1984 del siglo pasado, aunque sus actividades investigativas se dieron en 1982, lo que evidenció el interés y fervor científico de la época por llevar a cabo toda una serie de estudios bioecológicos conducentes a mejorar el conocimiento de los ecosistemas del Parque Nacional Mochima.

Actualmente, estos espacios están estructurados en cinco laboratorios, una sala de conferencias, un museo, dos espacios contentivos de 20 tanques de 2000 litros, tres tanques de 3000 litros, un tanque reservorio de 10 toneladas, más un tanque circular de igual capacidad, que se adiciona a un área de residencia con habitaciones, sala comedor y un muelle de atraque, lo que convierte a dicha estación en un lugar ganado al compromiso de la investigación marina de la Bahía de Mochima.

Sombras y renacer

Pese a que la Estación de Investigaciones Marinas Mochima estuvo contemplada para el desarrollo de la tecnología de cultivos de organismos marinos, ensayo del crecimiento y engorde de peces, así como la colaboración con otras instituciones científicas del país, no escapó de las adversidades que el bloqueo generó en el sector científico, situación que se ha visto revertida significativamente gracias a la gente que le da vida y contemplaba las potencialidades socioeconómicas del acervo científico venezolano mediante la realización de proyectos de escala local, regional y nacional.

Asimismo, este panorama ha venido cambiando de manera progresiva con los planes estratégicos desarrollados desde el Polo Científico Tecnológico venezolano gracias al Ministerio del Poder Popular para la Ciencia y Tecnología (Mincyt) y que desde la Fundación IDEA se ha establecido un proceso transversal del conocimiento en el cual participan otros entes como: Ministerio del Poder Popular para el Ecosocialismo (Minec), Instituto Oceanográfico de Venezuela, Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), la Fundación para el Desarrollo de la Ciencia y la Tecnología (Fundacite Sucre), la Universidad de Oriente (UDO), por mencionar algunos, contando con el apoyo financiero del Fondo Nacional de Ciencia Tecnología e Innovación (Fonacit).

Este resurgir de la producción científica en la Bahía de Mochima contempla entre sus planes de actuación en la Estación propiamente dicha: la evaluación de las poblaciones de Caballitos de Mar Hippocampus, una especie en peligro de extinción incorporada a la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), en el año 2020; y que de manera asertiva lidera Rubén Penott, uno de los pioneros en la aplicación de dietas experimentales para su cultivo con fines de recuperación poblacional de la especie de pez de la familia Syngnathidae, los cuales son devueltos al medio natural a través de liberaciones en las que se involucran a los niños y niñas del programa Semillero Científico.

Adicionalmente, se emprende un plan piloto de investigación, seguimiento y remediación de ecosistemas marinos afectados por la reproducción del coral invasor Unomia Stolonifera sobre organismos que están en el fondo del mar, como las esponjas y otros corales, que se ha expandido por el Mar Caribe venezolano y también el estudio del carbono azul en el ecosistema de manglares del Parque Nacional Mochima.

Resiliencia, compromiso y semillero

La Estación de Investigaciones Marinas Mochima también es un ejemplo de cómo la interrelación de saberes, pasión, compromiso y resiliencia de mujeres y hombres que le dan alma y corazón a sus líneas de investigación dentro de la Bahía de Mochima que se encuentra sometida a la acción de los fenómenos estacionales, climatológicos e hidrográficos que afectan la región nororiental continental de la geografía venezolana.

No en vano, el calor de esta zona costera se contagia de la afabilidad y socialización del conocimiento de las investigadoras e investigadores Carol Lárez, Sinatra Salazar, Migdalia Arcia, Rubén Penott, Willy Canache y Henry Salazar, inclusive de los tesistas que llevan a cabo sus estudios en este recinto.

Todo un esfuerzo que se ve reflejado en el repoblamiento de las poblaciones naturales del caballito de mar, las acciones por neutralizar los efectos del coral invasor Unomia Stolonifera, la repercusión del carbono azul en la Bahía de Mochima, y otras por contemplar; considerando el trabajo para la divulgación científica enfocado en la generación de relevo, que permitirán elevar la participación de nuevos talentos para la comunidad científica nacional.

Siendo la visita de los niños y niñas de las escuelas circunvecinas otro de los alicientes dentro de la articulación que promueve el Mincyt en su Programa Semilleros Científicos, que deja una huella imborrable en la fascinación de nuestros jóvenes por despertar la vocación de cuidar la naturaleza y estudiar carreras como biología, determinante para este importante centro de investigación de la región oriental, cuya fortaleza estriba en impulsar la preservación de la biodiversidad y el equilibrio del planeta, dentro de las transformaciones que lleva adelante el Estado venezolano en promover una nueva cultura ambiental.

Prensa Polo CyT/Texto: Jack Bravo/Fotografías: Candi Moncada

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