A principios de 2024, se publicó un artículo científico sobre el virus Oropouche, conocido como “fiebre del perezoso”, en donde se resaltaba la necesidad de sus estudios y la potencial amenaza que podría ser este virus para la salud global.
Ahora, este virus enciende todas las alarmas en la comunidad internacional tras detectarse las dos primeras muertes humanas vinculadas a la enfermedad.
La vicepresidenta Sectorial de Ciencia, Tecnología y Salud, Gabriela Jiménez Ramírez, se refirió a un estudio publicado por el portal web The Conversation, en el que se detalla que ya se han registrado más de ocho mil infecciones en diferentes países de América Latina en lo que va de 2024.
“Desde que se identificó por primera vez en 1955 en Vega de Oropouche, una pequeña localidad en Trinidad y Tobago, se han registrado aproximadamente 500 mil casos; y en lo que va de 2024, el virus ha causado más de 8.000 infecciones en Brasil, Bolivia, Colombia, Perú y Cuba”, señala el artículo referido por la también ministra para Ciencia y Tecnología en su canal de Telegram.
Explica la ministra para Ciencia y Tecnología, que también aparecieron casos en Estados Unidos, España, Italia y Alemania.
El virus Oropouche es un arbovirus que pertenece al mismo grupo que el dengue, zika y chikungunya, y se transmite a través de la picadura de ciertos insectos, principalmente el jején (Culicoides paraensis), aunque también se ha aislado en mosquitos como Culex quinquefasciatus y Ochlerotatus serratus.
En el artículo, citado por la ministra Gabriela Jiménez Ramírez, se detalla que este virus infecta a diferentes especies primates no humanos, aves y perezosos, siendo este último el que inspiró el nombre de la enfermedad.
Entre sus principales síntomas se encuentra fiebre, dolor de cabeza, dolor en los ojos, músculos y articulaciones, náuseas y erupciones y en algunos casos se puede presentar hemorragias leves, encefalitis y meningitis.
El estudio reseñado por la ministra Gabriela Jiménez Ramírez especifica que el ciclo vital de los insectos que transmiten este tipo de enfermedades está estrechamente vinculada con la dinámica de los ecosistemas, que se han visto fuertemente afectados por el cambio climático.
“A medida que las temperaturas aumentan y los patrones de precipitación cambian, los hábitats de muchos vectores de enfermedades se expanden, lo que ha permitido que estas afecciones como el dengue, el zika y la malaria se propaguen a regiones donde anteriormente no eran tan comunes”; puntualiza la ministra Gabriela Jiménez Ramírez.
Ante esta situación, la ministra Gabriela Jiménez Ramírez resalta la importancia de identificar rápidamente los patógenos de esta enfermedad, para así implementar medidas de control y tratamientos a los pacientes de manera oportuna.
“La secuenciación del genoma completo de un patógeno puede revelar información crucial sobre su origen, su resistencia a los medicamentos y su potencial de propagación, esto facilita la toma de decisiones informadas sobre las estrategias de intervención”, indica.
De igual forma, señala la importancia de colaborar de todos los países para así realizar un abordaje integral “donde la salud humana forma parte de un entramado de relaciones ecológicas, donde la salud animal, las zoonosis, y el entorno natural determinan los procesos que debemos enfrentar”.
Oficina de Gestión Comunicacional del Ministerio del Poder Popular para Ciencia y Tecnología / Periodista: Ariadna Eljuri