Las nuevas tecnologías cada vez se encuentran más vinculadas a la rutina diaria del ser humano pero… ¿Qué sabemos realmente sobre los teléfonos celulares y la salud? Desde que se masificó la distribución de los móviles en la década de 1990 se ha incrementado exponencialmente su uso a través de los años, llevando a niños (as), jóvenes y adultos a estar sumergidos cada vez más en esta tecnología debido a las herramientas y facilidades que ofrece.
Según un artículo publicado en octubre del 2014 por la Organización Mundial de la Salud (OMS), las personas cada vez dedican más tiempo al uso de los móviles, y en muchos países más del 50% de la población los utiliza sin considerar los niveles de exposición que estos pueden generar en la salud, debido a las ondas de radiofrecuencia de baja potencia (definidas como campos electromagnéticos) que emiten con el solo hecho de estar encendidos y conectados a la red de telefonía celular.
Los teléfonos celulares se comunican entre sí al enlazar sus ondas de radio con una red de antenas llamadas estaciones base o radio base, los cuales emiten una energía conocida como ondas de radiofrecuencia (RF); son campos electromagnéticos en la categoría de radiación no ionizante, que a diferencia de las radiaciones ionizantes como los rayos x, no pueden causar irradiación en el cuerpo humano.
En la última década, han sido muchos los estudios que se han realizado sobre los efectos que pueden causar las radiaciones no ionizantes que emiten los teléfonos celulares en el ser humano y su vinculación con el cáncer cerebral, leucemia o cáncer de hipófisis (glándulas salivales), además de los riesgos que tiene en la fertilidad de hombres y mujeres.
Al momento de realizar una llamada telefónica, las ondas de radiofrecuencia que emite el móvil se absorben parcialmente en la cabeza, debido a que este tipo de energía es percibida por la parte del cuerpo que esté más expuesta al celular o los equipos inalámbricos.
En este sentido, en el año 2011 la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC por sus siglas en inglés), clasificó las radiaciones emitidas por los teléfonos móviles como posibles carcinógenos en humanos, incluyéndolas en el grupo 2B. En esta categoría están los agentes, mezclas y condiciones de exposición que según las pruebas representan carcinogenicidad para los humanos.
¿Cómo se mide la absorción de ondas de radiofrecuencia en el cuerpo humano?
Las mediciones de la Tasa de Absorción Específica (SAR por sus siglas en inglés) se refieren a la evaluación del nivel de energía electromagnética o radiofrecuencia que absorbe el cuerpo humano ante la exposición de equipos inalámbricos como el celular, módem de wifi, entre otros, y su unidad de medida es el vatio por kilogramo (W/Kg).
En el año 1998 la Comisión Internacional de Protección contra Radiaciones No Ionizantes (ICNIRP), recomendó que la Tasa de Absorción Específica de un móvil en los humanos no debe superar los 2 (W/Kg) para la cabeza y con el auge del 5G, en el 2020 ratificó la cota máxima de SAR en 0,08 W/Kg para cuerpo completo, a fin de evitar los posibles efectos adversos que tienen en la salud.
Sin embargo, es necesario tener en cuenta que si este nivel sobrepasa los límites recomendados por los organismos competentes, la energía puede generar daños irreversibles al organismo receptor de la dosis.
Hoy en día los fabricantes especifican que ninguno de los teléfonos móviles disponibles en el mercado supera el valor SAR máximo de 2 vatios por kilogramo, recomendado por ICNIRP. De esta manera, los valores se clasifican según los fabricantes y se compilan en una lista, la cual contiene los valores SAR para el uso de cada móvil.
A pesar de esto, es importante tener en cuenta que el tiempo de exposición y uso excesivo por parte de las personas es un elemento relevante, ya que puede causar deterioro en la salud. Un ejemplo sencillo pudiera ser la exposición a los rayos solares, no es lo mismo durar una hora, que 6 horas bajo el sol sin protección.
Cendit como herramienta para el cumplimiento de los estándares internacionales
En Venezuela, la Fundación Centro Nacional de Desarrollo e Investigación en Telecomunicaciones (Cendit), institución adscrita al Ministerio del Poder Popular para Ciencia y Tecnología (Mincyt), cuenta con un laboratorio especializado y adecuado para realizar Ensayos para la Medición de la Tasa de Absorción Específica (TAE), diseñado y construido con el fin de determinar y evaluar los niveles de energía que emiten este tipo de dispositivos durante su funcionamiento, respecto a los límites internacionalmente establecidos por la ICNIRP.
Este laboratorio se encarga de realizar mediciones de TAE en diferentes tipos de dispositivos y desempeña un papel fundamental en la evaluación de la seguridad de algunos equipos de telecomunicaciones, especialmente los dispositivos móviles, garantizando que se cumplan las normas establecidas y estándares internacionales, de manera tal que estos ensayos y pruebas determinan si un dispositivo cumple con los límites máximos de exposición permitidos y no representen un riesgo para la salud de los usuarios.
Prensa Cendit / Isabel Hernández.