La Inteligencia Artificial sigue generando cuestionamientos sobre su uso. Recientemente, la revista científica Cosmos una de las más importantes de Australia, fue cuestionada por la serie de seis artículos generados empleando esta tecnología.
Esta revista, publicada por la editorial CSIRO, empleó el programa de Open IA Chat GPT-4 en sus trabajos, considerados de carentes de precisión y demasiado pobres. Así lo señalaron ex editores, un ex director ejecutivo y los propios colaboradores del magazine.
Al respecto, Jackson Ryan, presidente de la Asociación de Periodistas Científicos de Australia, expresó su preocupación por la ligereza con la que se decidió experimentar con la IA.
“Los artículos cubren temas como «¿qué es un agujero negro?» y «¿qué son los sumideros de carbono?» Al menos uno de ellos contenía inexactitudes . Los artículos explicativos fueron creados por GPT-4 de OpenAI y luego verificados con el archivo de 15.000 artículos de Cosmos”, señala Ryan en una nota publicada en The Guardian.
Pese a esta critica, CSIRO afirma respaldar el «proyecto experimental» y está diseñado para investigar las «oportunidades y riesgos del uso de IA».
No es el primer caso
Jackson Ryan recuerda que esta no es la primera vez que el uso de la IA genera controversia en el mundo científico y periodístico.
“Ya hemos visto esto antes. El respetado sitio web de tecnología estadounidense CNET, donde trabajé como editor científico hasta agosto de 2023, publicó docenas de artículos generados por un motor de inteligencia artificial personalizado a fines de 2022. En total, el escritor robot de CNET acumuló 77 firmas y, después de una investigación por parte de publicaciones rivales , se descubrió que más de la mitad de sus artículos contenían inexactitudes”, explica.
Menciona que este hecho fue calificado como “un desastre periodístico” por The Washington Post, generando desconfianza entre los lectores y la comunidad científica, que accede a este tipo de información.
En el caso de la revista Cosmos, Ryan considera que la situación es más peligrosa.
“La IA se está utilizando para presentar hechos respaldados por investigaciones científicas, lo que es preocupante y puede tener consecuencias catastróficas. En un momento en que la confianza en la ciencia y en los medios de comunicación está en declive (estos últimos más precipitadamente que los primeros), llevar a cabo un experimento de IA sin transparencia es, en el mejor de los casos, una muestra de ignorancia y, en el peor, peligroso”, afirma.
Agrega que el periodismo científico tiene como principal eje de acción reducir las incertidumbre sobre los experimentos y estudios que realiza la comunidad científica.
“Lamentablemente, la IA generativa sigue siendo una herramienta de texto predictivo que puede socavar este proceso y producir tonterías que parecen seguras”, señala.
Ryan asegura que estas herramientas además de generar problemas sobre generación de información falsa, también pueden potenciar problemas sobre derechos de autor y de sostenibilidad.
Oficina de Gestión Comunicacional del Ministerio del Poder Popular para Ciencia y Tecnología / Periodista: Vanessa Gutiérrez.
